En una reunión se me planteó el
siguiente problema: ¿Es posible cuestionar un valor referencial que no es
atractivo? Para esto me precisaron que no es que el monto no permita una
ganancia a la empresa sino que ésta – la ganancia – no era buena para todo lo
que deberían pasar.
En pocas
palabras se me comentó que el trabajo solicitado implicaban muchas prestaciones,
muchas coordinaciones con sus proveedores, con un plazo de ejecución muy ajustado
que cualquier retraso con éstos generaría una penalidad; con muchos riesgos de
demora para entrega del adelanto, conformidad y posterior pago, sin considerar
los problemas conocidos de almacenaje que tiene la entidad y que nunca se cancelan
los intereses legales por las mencionadas demoras; y finalmente, la presencia latente
de un arbitraje para solucionar los inconvenientes generados por interpretaciones
raras, extrañas o incomprensibles por parte de la Entidad.
En ese momento
se me vino a la mente los malos negocios, y no me refiero a las transacciones
donde necesariamente pierdes dinero o te falla la proyección; sino en donde aún
cuando ganes algo más de lo que te costó hacer la prestación queda la sensación
de que perdiste totalmente.
Veamos un
pequeño ejemplo. Viene un día una empresa y te dice, conociendo tu experiencia
en el tema, que quiere contratarte para que protejas a una persona en otro país.
La contraprestación es de $ 10,000.00
mensuales. El traslado lo paga la empresa, pero la estadía allí te costará
aproximadamente $ 3000.00; para no estar
totalmente ajustado gastarías $ 1,000.00 más; y mandarás a tu familia unos
$4,000.00, por lo que ahorras $2,000.00. No estamos considerando ningún
impuesto.
La
empresa te explica las condiciones del trabajo: Primero, tienes que irte a un
país árabe allá en el medio oriente, dominado por extremistas islámicos ultra
violentos y que realizan atentados. Segundo, tienes que proteger al embajador
de un país que es considerado enemigo por estos extremistas. Tercero, los
atentados tienen una frecuencia diaria y son emboscadas y asesinatos con armas
de guerra, así como también coches bomba en sitios públicos y privados; específicamente
locales de los países considerados enemigos. Cuarto, la estadística de muertos
es de 45% para los extranjeros, y de 55% si perteneces a un país que es
considerado enemigo. Quinto, la estadística indica de los que regresan después
de cumplir la labor, un 25% tiene una discapacidad física. Sexto, no hay
protección asegurada en dichos territorios; es decir, los vehículos son
normales y no están blindados. Séptimo, ningún nacional de los países
considerados enemigos quieren ir a hacer este tipo de trabajo.
Vaya, con
estas condiciones, no importa cuánto pretendan pagarme, puede que no sea
rentable ganar la diferencia puesto que el riesgo que voy a asumir no vale la
pena y lo más probable es que muera en el intento o regrese lisiado, con lo
cual en ningún caso sería bueno para mí o para mi familia.
Y fíjense
bien, no es que no exista una ganancia; es decir, utilidad la vería porque
recibo más de lo que me cuesta hacer la prestación; pero lo importante es si la
diferencia compensa todo lo que voy a tener que hacer, pasar, sufrir,
estresarme y pensar en que algo malo ocurrirá; en las condiciones en las que me
plantean las cosas. Peor aún, qué pasa si la empresa que te contrata te dice
que todo está bien, pero tú en el fondo, con las investigaciones que haces, te
das cuenta que en el papel todo es bonito, pero en la realidad no se cumple
nada de lo que está escrito; justamente lo que pasa en el Estado Peruano cuando
se realiza una contratación; la Ley se supone que te protege, pero cuando debe
hacerlo, se vulnera de manera flagrante, incluso los muestran como algo normal.
Claro que
contratar con el Estado no implica ese tipo de riesgo mortal, sólo lo puse para
que comprendiéramos mejor el supuesto que se me había planteado.
Saludos a
todos.
CIM
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