Datos personales

Abogado egresado de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Especialista en contratación pública. Asistente de Vocal en el Tribunal de Contrataciones y Adquisiciones y abogado de la Gerencia Técnico Normativo (GTN) del CONSUCODE (ahora denominado OSCE). Abogado de la Oficina Jurídica y Jefe del Área de Procesos Públicos del Ministerio de Educación.

jueves, 21 de febrero de 2013

EL DERECHO A DENUNCIAR CUALQUIER COSA


Después de mucho tiempo vuelvo a tomar un descanso para escribir. Con la nueva normativa existe una variedad de temas que pueden ser objeto de análisis, sin embargo ahora sólo haré un pequeño comentario de un caso que estoy revisando y se encuentra en el Tribunal de Contrataciones del OSCE, específicamente un procedimiento administrativo sancionador por presentación de documentación falsa. Les comento un poco la historia para ver hasta dónde puede llegar el derecho de un particular a decir – y denunciar – lo que sea ante el Tribunal, siempre que "parezca" que tiene razón.
Bueno pues, el caso va más o menos así: Se convoca un proceso de selección y una empresa se registra, presenta su propuesta y obtiene la buena pro, es más, ejecuta y culmina el contrato sin ningún inconveniente. Ahora bien, para obtener el contrato tuvo que ganarle a uno de sus competidores, cuyo nombre no mencionaré, no por respeto a esa empresa, sino porque no quiero que se considere que el presente artículo es una forma de presión.
En la propuesta presentada se adjuntó carta de representación emitida por la empresa “X” (extranjera) donde se indicaba que la empresa peruana (llamémosla “A”) era su representante y que podía comercializar el equipo marca “P”. Hasta allí todo parece normal, pero durante el proceso de selección la competencia (llamémosla “B”) hace llegar un documento al Comité Especial emitido por una empresa (llamémosla “C”), también extranjera, en el cual se indica que “B” (la competencia) era su representante exclusivo en Perú y que podía comercializar la marca “P”; además, indicaban que la empresa “X” era sólo una división suya. Para mayor comprensión copiaré textualmente la carta, omitiendo los nombres, pero trataré de ser lo más exacto posible:
“18 de octubre de 2011
Ejército Peruano
Hospital Militar Central
Lima – Perú

Atención     :      Tte. Crl. EP (…..)
                    Presidente del Comité Especial

Referencia  :      Confirmación de representación autorizada exclusiva en la Licitación Pública (…)-2011-ED/HMC

Estimados señores,

Por la presente certificamos que hemos nombrado a (nombre de la empresa competidora “B”) Calle (dirección) como nuestro representante autorizado exclusivo en la licitación pública arriba mencionada, para ofrecer y vender la (nombre del equipo marca “P”), fabricado por nuestra compañía (empresa “C”), (dirección de la empresa “C”). Tener en cuenta que “x” (la empresa denunciada) es una división de (la empresa “C”).

Si tiene alguna pregunta no dude en contactarnos.

Le saluda atentamente

FIRMA (C.J. TRUMAN)”
Director General
Con ese documento, con traducción simple, se denuncia el hecho a la Dirección de Supervisión y ésta lo remite al Tribunal de Contrataciones del Estado, quien inicia procedimiento administrativo sancionador. Esto no quiere decir que el estamento supervisor haya obrado mal, sino simplemente que al comparar dos documentos con información aparentemente contradictoria, una de ellas debería ser falsa así que es necesario encontrar la verdad, y para ello se inicia el sancionador.

Lo primero que advertí cuando revisaba los documentos es la gran capacidad de la empresa extranjera para documentarse perfectamente de lo que sucede en el Perú, tanto así que la extranjera “C” conocía exactamente a quien dirigirle la carta porque conocía el nombre del funcionario, el rango militar de la persona (Teniente Coronel), el cargo (Presidente del Comité Especial) y el número de la Licitación en cuestión. Era evidente, hasta para el más ingenuo, que fue la empresa “B” la que había redactado la carta y había hecho firmar a la empresa “C”.

Otro elemento raro fue la referencia a la confirmación de representación autorizada exclusiva en la Licitación Pública, puesto que se notaba que querían hacer notar de sobre manera no la representación propiamente dicha, sino la representación en un proceso determinado.

Un tercer componente fue la expresa precisión de que la empresa “X” era sólo una división de “C”, como queriendo hacer notar algo así como: “OJO ESTA EMPRESA ME PERTENECE Y LA MARCA ES MIA”, cuando en realidad ni siquiera venía al caso.

Finalmente, un cuarto aspecto coincidentemente extraño fue corroborar que quien firmaba el documento era la misma persona que había firmado el documento de representación emitido por la empresa “X” a favor de la empresa “A”, pero con el cargo de Director Gerente.

Ahora bien, cuando le pregunto a la empresa, cuál puede ser la razón de estas “extrañas coincidencias” me contesta que se va a poner en contacto con la empresa “X” para preguntarle, porque incluso el personal de su empresa “A” ha sido capacitada en fábrica por personal de la empresa “X”, además que la marca “P” del equipo tiene el mismo nombre de la empresa “X”.

El funcionario británico, cuando es encarado por la empresa “A” le dice que no tiene conocimiento, pero que es director en la empresa “X” y “C”, y que efectivamente la primera es una división de la segunda, pero que él está facultado para, en nombre de “X”, otorgar la representación y permiso para la comercialización y distribución de la marca “P”. 

Es más en los descargos del procedimiento se presentaron todos los documentos y declaraciones de los funcionarios británicos, los cuales fueron legalizados por un notario del Reino Unido, para darle mayor fortaleza y demostrar que aquí no es que exista un documento falso presentado en un proceso, sino una extraña relación comercial entre empresas extranjeras vinculadas: (empresa “X” y empresa “C”).

Lo que sí me quedó claro es que la empresa “B” (la competencia) conocía de antemano esta extraña relación comercial, y como me atrevo a afirmarlo, pues por el tenor de la carta presentada al Ejército Peruano, primero que se preocupó por redactar la carta a nombre del presidente del comité especial (consignando el nombre del funcionario) y se esmeró en notar que una de las empresas era una división, como para inducir a pensar que no estaba facultada para brindar representaciones, pero más aún si con su carta de precisión cuestionaba la presentada por la empresa “A” debió preguntarle al funcionario que firmó ambas cartas cuál era la verdad de los hechos, con lo que se hubiera aclarado en ese momento, y seguro no se habría llegado a estas instancias, pero obviamente no convenía porque lo que paradójicamente es incierto en un punto es ciertamente - convenientemente - bueno para cuestionarlo pues existen una y mil interpretaciones, y siempre quedará el argumento de decir, no lo sabía pero ya está aclarado con lo que han presentado.  

Ese tipo de argumentos es realmente paupérrimo y cuesta creer que una persona normal, honesta y que respeta a su competencia tenga ese nivel de comprensión, hasta podría argumentarse, si cabe el término, que es un delito neuronal tener ese criterio.

Pero lo más curioso de todo es que la empresa “B” estuvo involucrada en un proceso sancionador por presentar una factura falsa emitida por su consorciado (expresa extranjera) a un Hospital también en el extranjero. Ahora bien, adivinen qué equipo era el involucrado, pues la marca “P”; y durante dicho procedimiento sancionador, el Hospital supuestamente beneficiado indicó que la factura presentada no era por esos equipos sino por camillas, es decir, el objeto de la factura no podría acreditar la experiencia del postor. Claro que esta empresa se salvó, como muchas en este país, porque la consorciada, empresa extranjera no domiciliada, se inculpo de la adulteración con lo solo ella fue sancionada, pero para efectos prácticos no se perjudicó porque no tiene ningún negocio en Perú, muy conveniente la confesión, es sólo una apreciación personal.

De lo que he narrado, es evidente que cualquiera puede denunciar un hecho irregular, sin importar sus tamaños antecedentes, pero hay que ser responsables para hacerlo, una denuncia tiene que ser realizada ante vulneraciones a la norma y no ser utilizada para quitar del mercado a la competencia;  una vez llegada la verdad debería sancionarse a estas personas, pero estamos en Perú donde todos somos malos y todos somos sujetos de investigación, porque lamentablemente nos movemos en una cultura donde la verdad es la excepción y la mentira la regla cotidiana.

Saludos

CIM.